Es mi parecer que la infancia es el momento del cual atesoramos la mayoría de nuestros recuerdos. Nuestra propia fragilidad en aquel entonces se nos antoja tierna y añorable, si bien en verdad nuestra mente nunca fue tan inocente como ahora creemos.
Los invito a recordar, jóvenes de veintipico, un par de instantáneas de esa infancia.